martes, 4 de octubre de 2005

Papá, ¿me puedo bañar en el acuario...?

Hoy me he decidido a llenar de agua el acuario. Ya han pasado unos días desde los últimos retoques de silicona y más de una semana desde que se construyó. Majestuoso e impresionante, el tanque se ha llenando hasta llegar a la mitad... no he querido tentar a la suerte...

Forzar "la maquinaria" me parecía un poco absurdo después de conocer casos de acuarios que han reventado por una fuga o una falta de adhesión de los cristales. Sin querer hacer locuras, fuí llenando poco a poco y comprobando las reacciones y las flexiones de los cristales.

Impresionante... ¡la leche!, ni una gota, ni una flexión... todo perfecto. Cada vez está tomando más forma mi nuevo proyecto y aún queda mucho camino por recorrer.

Visto desde arriba, es como estar en una porción de piscina o una bañera gigante... he tenido que sujetar a mi hijo que me preguntaba si se podía dar un chapuzón en él...

No obstante, la sensación de profundidad es mínima si se mira desde la parte principal que da al salón. Pienso que, cuando las rocas y los corales estén instalados, recuperará la sensación de lejanía que he ido persiguiendo desde el principio cuando dimensioné el tanque...

Una vez ha llegado el agua a los rebosaderos, e ido abriendo válvulas y poniendo motores en marcha... me recordaba al capitán Nemo en el Nautilus entre tanto tubo y tanta agua...

He detectado alguna que otra gotera sin importancia que mañana solucionaré, no quiero convertir mi instalación en la Rue del Percebe, lleno de goteras y cubos por todos lados...

La verdad es que, estoy preocupado por alguna fuga en el tanque o algo imprevisto que suceda... da un poco de miedo tener tantos kilos de peso y tanto volumen de agua basados en todo un experimento...